Punto y Coma Noticias

FAX DEL FAX


Por J. Humberto Cossío R.

Pájaros en el alambre.

Expresión que se usaba para indicar que nuestras conversaciones telefónicas eran escuchadas por agentes de gobernación federal y estatal.

Le teníamos respeto o miedo a esas intercepciones.

Los pájaros siguen en los alambres y la diferencia es que en nuestros tiempos nos vale madre que nos escuchen las conversaciones.

Los que son maestros de las redes sociales, se pedorrean de lo que los amenazan. Crean una serie de enramados cibernéticos que pone en jaque a los que revisan diariamente lo que sucede por esas vías.

Todos los funcionarios son sometidos a escucha.
El mismo presidente de la República y los Gobernadores se encuentran bajo esa misma vigilancia.

Los que escuchan y graban son dueños de arma poderosa.

Pero a los ciudadanos comunes y no tan comunes, nos vale madre lo que sepan de nuestras vidas.

Chantajes siguen existiendo y seguirán a través de los siglos de los siglos.
Los políticos descuidados no llegan a las grandes alturas.

O son billeteados por los que tienen su información.

Al final del gobierno de Enrique Peña Nieto, se dio un caso donde salió perjudicado nuestro paisano David López Gutiérrez por una descuidada conversación donde el gobierno de Peña Nieto no salía muy bien evaluado.

Los escuchas de inmediato le hicieron llegar la cinta al presidente y la filtraron a los medios para que levantara polvo.

David puede estar varias vidas en la banca y jamás padecerá hambre o estrecheces.
Siempre tuvo buenas chambas y muy cuidadoso con su dinero.

Que nos podría pasar a nosotros si nos grabaran la bola de pendejadas que nos decimos por teléfono.

Somos piojos y sin la menor importancia.

Y aunque sabemos de la existencia de pájaros en el alambre, nos vale una pura y dos con sal.

Es una de las pocas cosas que nos envidian los que si son importantes y que son grabados puntualmente en sus celulares y aparatos caseros.

Persona importante, grabación interesante.
No faltan paranoicos que se sienten perseguidos por los pájaros del alambre.

Cuando reviso su pedigrí me doy cuenta de que no pagan la calentada de orejas.

Te hablan y te previenen que no es segura la llamada y en mi interior casi suelto la carcajada.

Cincuenta años atrás, todo mundo se cuidaba de los pajarracos.

Ahora nos vale madre y vivimos una vida de libertad o libertinaje que no queremos que se acabe, pero que ya existe un presidente que quiere volver a llenar con pájaros los alambres.

La cuarta, nos quiere meter la cuarta.
Pero hasta el momento, nos pelan los dientes y no les
tememos.

Pero pueden cambiar las cosas con Andrés Manuel.

Hasta mañana.