Por J. Humberto Cossío R.
Recordar es vivir y vivir es gozar de los placeres de este mundo que conocemos y no sabemos si exista otro.
Pensar en el reino de Dios es un acto de fe y me aferro a pensar que nos espera un juicio final. De alguna manera, los que me amaron y que ya están por aquellos dominios santos abogarán para que me declaren apto para reunirme con ellos.
Por lo pronto, me llegó un recuerdo que marcó profundamente mi forma de pensar y sentir.
La lucha de Juan S. Millán para convertirse en el candidato del PRI a la gubernatura, y que se ganó a pesar de estar compitiendo en desventaja, por cobijar el Secretario de Gobernación al Ing. Lauro Díaz castro.
Millán se entrevistó con Francisco Labastida Ochoa y le recordó que sus aspiraciones eran las de convertirse en presidente de México.
Le pidió de manera respetuosa, pero enérgica, que sacara las manos del proceso interno y que los dejara competir de manera limpia y mano a mano.
Labastida meditó por unos momentos, y luego extendió la mano a Juan S. Millán sellando un pacto de respeto.
Se notó de inmediato las descobijada. Lauro Díaz Castro tuvo que aceptar la derrota en un acto público mostrando su caballerosidad y gallardía.
Levantó la mano de Juan S. Millán y le aplaudimos a rabiar.
Aquí viene un inmenso detalle que muestra la calidad del Juan S. Millán. En una carta que dirige a distinguidos ciudadanos de Sinaloa en el mes de mayo de 1998, les indica que se encuentra a la vista la fecha del 24 de mayo, fijada para elegir de manera directa al candidato que competirá por los colores del PRI en contra de panistas y perredistas el ocho de noviembre.
Les pide con mucho respeto y hombría, que si consideran que el Ing. Lauro Díaz castro o Leyson son los adecuados para la futura contienda no duden de apoyarlos, pero si después de una concienzuda reflexión, consideran que es a el al que le entregarán su voto entonces prepárense a ser parte de un proyecto con RUMBO FIRME.
Nos lanzamos a la lucha después de la elección interna y fuimos parte de la pela que Juan S. Millán le pegó a Rubén Rocha Moya y Emilio Goicoechea.
Se me enchina la piel de recordar esos bellos tiempos donde se vivieron muchos momentos de sufrimiento y grandes momentos de satisfacción.
Cuando se abraza un proyecto y se triunfa, se eleva el espíritu hasta llegar al éxtasis.
He vivido tres procesos electorales.
Con Renato Vega y Malova fueron las constitucionales donde tuve participación.
Pero con Juan S. Millán viví el proceso interno que fue de mucho desgaste y se me caían los cabellos al pasarme el peine.
La elección constitucional contra Rocha Moya y Goicoechea pareció un remanso y gozamos dándoles una lección de política electoral.
Lo terrorífico fue la interna.
Pero Juan S. Millán logró que Francisco Labastida Ochoa sacara las manos de la elección interna y eso marcó el rumbo firme.
RECORDAR ES VIVIR.
Hasta mañana.
