Por J. Humberto Cossío R.
Conocí el sentimiento de perder una persona amiga a consecuencia del COVID 19 y la verdad que impactó grandemente en el seno de nuestra familia.
Dar el pésame a sus hijos, por medio del celular, nos causó tristeza infinita y nos hizo pararnos en la realidad de lo que significa el maldito CORONAVIRUS.
No pudimos asistir a su ceremonia de sepultura por ser muy grande nuestra vulnerabilidad a la pandemia.
Se edad no iba más allá de los 54 años.
Sucumbió sin poder decirle adiós.
Descanse en paz señora Martha.
El mismo día, tuve la experiencia de hacer alto en un retén sanitario que se instaló por la calle Nicolas Bravo entre la confluencia de los Bulevares Madero y Leyva Solano. Viajaba en compañía de uno de los nietos y nos instruyeron para que el pasajero de al lado pasara a sentarse en la parte trasera del vehículo.
Supongo que es por lo de la sana distancia.
Me pareció una medida de lo más acertada, que nos puede ayudar a entender lo que significa estar a merced de la terrible enfermedad que importamos desde la tierras orientales.
Ayer, por primera vez, pedí que me llevaran alimentos del Restaurante La Casa de los Loaiza.
Fueron enviados a mi domicilio a bordo de uno de los vehículos que el negocio tiene para sus necesidades y que ahora les está sirviendo para satisfacer a su clientela.
Claro que no es lo mismo, no podemos gozar de las grandes atenciones de empleados y dueños y la platica picante entre los asistentes.
Pero necesidad obliga. Casi tenemos el mes encerrados en casa y solo saliendo para lo más indispensable y que no signifique un gran riesgo.
Sabemos que hay quién hace mofa de las indicaciones sanitarias de no realizar eventos que congreguen varias personas.
Ellos se reúnen y llevan diversos grupos musicales y disparan al aire cuantas veces le viene en gana.
Son imprudentes, irresponsables y prepotentes.
Su ignorancia es manifiesta y la impunidad es la que campea entre ellos.
La autoridad insta a la ciudadanía para que denuncie los desmanes. Impensable que cometamos el error de ponerles el dedo y poner en riesgo nuestras vidas, teniendo el temor, de que los que están a cargo de atender la denuncias, son parte de la nómina de los que portan las armas y organizan las pachangas.
Hagamos conciencia entre los ciudadanos comunes.
Nada nos cuesta tomarnos un momento, para que de sana distancia, les indiquemos que usen cubrebocas para su protección personal y de su familia.
Eso es muy útil y factible de llevar a cabo.
Somos testigos que muchas personas caminan por todas partes como si nada sucediera en el mundo de la pandemia.
Quizá sean seguidores del Dr. López Gatel que es vocero de Andrés Manuel y que señaló que al presidente jamás le atacaría el CORONAVIRUS por ser una persona de mucha moralidad.
Desde ese día, supe la clase de arrastrado que tenemos en las mañaneras de Andrés Manuel para anunciarnos las medidas de salud y las graficas sobre la pandemia del CORONAVIRUS en nuestro País.
Hasta mañana.
 
								