Punto y Coma Noticias

FAX DEL FAX

Por J. Humberto Cossío R.

Los tres caprichos del sexenio.

Aeropuerto de Santa Lucía.

Tren Maya.

Refinería de Tres Bocas.

Comentaré esta última, porque es la estupidez más grande que se dibuja en el panorama internacional y que puede dar lugar a las grandes sospechas en contra de la administración de Andrés Manuel.

El petróleo es un recurso natural que parece estar en peligro de desuso para las grandes industrias y consumo en los vehículos que circulan en el mundo.

En caso de terminar su capricho o gran negocio, será en cosa de varios años y posiblemente ni siquiera será Andrés Manuel el que la inaugure, pero el dinero que se invierta puede ir a sus bolsillos de manera muy abundante.

No creo en la honestidad de Andrés Manuel.
Después del gobierno de la ciudad de México no se le conoció ninguna actividad laboral.

Se convirtió en un vago sostenido por los partidos de la izquierda que le dieron cabida y lo convirtieron en candidato a la presidencia.

O salió muy fondeado del gobierno de la ciudad de México.

Decía un conocido y pintoresco vecino de la ciudad de Los Mochis:

“No hace nada, saca mermelada”

Era una alegoría a los que no tenían un trabajo honesto y gastaban dinero. Los situaba entre los que para darse la buena vida, lucraban con las ansias de los que ahora llamamos varones de preferencias diferentes.

Sabemos que son los que gustan que los complazcan los de su mismo género. En mis tiempos eran señalados como manos caídas o peor aún. No quiero escribirlo para no molestar a los que son muy sensibles en este siglo.

Como calificar las actividades de Andrés Manuel antes de ser presidente de México?

¿Hombre que disfrutó de lo que se llevó de las arcas de la ciudad de México?

¿Mantenido de las arcas de los partidos de izquierda?

¿Mantenido de los llamados mano caídas?

En ninguna parte se encontró su firma en una nómina como pago de sus actividades laborales.

Tampoco se le encontraron antecedentes penales que lo vincularan con actividades delictivas.

Vivió muy bien por muchos años y sin trabajar, de eso no hay la menor duda.

¿Entonces?

En campaña por la presidencia se lo grito el Bronco Rodríguez y jamás dio la respuesta.

Andrés Manuel se convirtió en un vago, sin oficio ni beneficio, después de ser el Regente de la ciudad de México.

Hasta pudo ser acusado de vagancia y malvivencia en esos tiempos.

Su honestidad puede ser muy cuestionada.
Ahora, sentado en la silla presidencial, con ambas cámaras colmadas de Diputados y Senadores morenistas, cualquier capricho se lo puede conceder.

Pero que sea muy moral, es cosa muy, pero muy discutible.

Hasta mañana.