Punto y Coma Noticias

FAX DEL FAX

Por J. Humberto Cossío R.

Los peores momentos de mi vida se dieron en el marco del gobierno de Jesús Aguilar Padilla.
El 2005, permanecí sentado en mi escritorio de la Dirección de Relaciones Públicas del Gobernador por espacio de algunos meses sin percibir salario alguno y solo con la promesa que pronto estaría al frente de una dependencia.
Tuve que pedir mi fondo de ahorro que alcanzó la suma de 104, mil pesos. Con eso me sostuve y alimente y vestí a la familia hasta que me convencí que jamás me daría chamba el Gobernador.

Saqué mis cosas de la oficina y le pedí al administrativo que levantara el acta de entrega. Sin hacer el menor gesto, salí a la calle con la angustia de no tener trabajo para mantener a mi familia en forma decente.

Tenía la promesa de un lugar en la Secretaría de Seguridad Pública Estatal. En los primeros meses del gobierno de Aguilar, más o menos en el mes de marzo, visité a mi gran amigo Marco Antonio Zazueta Félix con toda la seguridad del mundo.
Me recibió de inmediato y de inmediato me hizo saber que no podría ayudarme.
Así son las cosas y duelen cuando suceden.
Pero la vida lastima y cura.
Tumba y levanta.
Nunca me pongo a llorar cuando estoy caído y golpeado.
Me incorporo y Dios me protege y me paga con cosas mejores.
Que se pierden amigos, es cosa que está escrita en la bitácora que escribimos en el tiempo y que nos marca los rumbos.
No tengo la menor idea de como llegué al Consejo de Seguridad pública Estatal a cargo de un amistoso Miguel Ángel García Granados, probablemente su secretaria me vio el rostro desencajado y me ofreció una botella con agua y luego me preguntó si tenía cita con su jefe.
Mi respuesta fue que no y que tampoco sabía quién era su jefe.
Al nombrarme a Miguel Ángel, le pedí que me anunciara y ahí comenzó la historia de una gran amistad que me une con García Granados y que me brindó su generosa mano y un trabajo.
Dios te bendiga Miguel Ángel.
Luego Llegó Alfredo Higuera como titular del Consejo. De entrada me indicó que mi trabajo estaba seguro y hasta la fecha llevamos una amistad sincera y siempre rezo para que sus logros sean de lo más relevante.
Alfredo fue relevado por uno de los mejores amigos que tuve en tiempos pasados, al cual respeto por su capacidad y honestidad. En el 2008, en plenas vacaciones navideñas, sucede la desgracia de perder a quién he considerado el mejor amigo y casi hermano Ramiro Valenzuela Medina.
Día aciago el 28 de diciembre. Cuando me avisaron de su muerte, pensé que era una estúpida broma del día de los inocentes y le hice un reclamo a mi interlocutor. Su respuesta entre lagrimas fue, “ojalá que fuera una broma” y que me mentaras la madre, pero es la triste realidad.
Casi caigo al suelo desmayado y hasta la fecha no me repongo de esa desgracia.
Nunca llegan solas las lastimaduras.
El seis de enero me presenté en el Consejo y seguí laborando en la oficina que me destinaron los anteriores titulares. El día de pago me presenté por mi cheque y me pidieron que viera a Herman Leuffer Mendoza. Al recibirme, con la vista agachada, me notificó que ya no tenía mi trabajo a partir de enero del 2009.
Nunca platicó conmigo y me hizo quedar en ridículo ante mis compañeros.
Jamás esperé que mi amigo Herman me diera ese descontón.
Me rompió el corazón y es hora que no lo puedo ver de frente.
Su explicación no me convenció. Mi único reclamo fue por no haberme avisado en forma personal y privada como corresponde a los amigos.
De Jesús Aguilar Padilla supe siempre el porqué no me dio empleo.
Su esposa, Doña Rosalía Camacho de Aguilar fue una protectora de mi persona y de mi familia.
Nunca olvido su gran amistad y le pido a Dios para que la conserve por muchos años y sea bendecida del señor.
Es parte de mi historia en la política de gobierno.
Hasta mañana.