Punto y Coma Noticias

FAX DEL FAX

Por J. Humberto Cossío R.

¡Mueran los gachupines!

Así gritábamos, sin saber por qué, en los días cercanos al quince de septiembre y nos sentíamos muy bien con esos gritos.
Los criollos, así llamaban despectivamente a los españoles peninsulares.

Don Miguel Hidalgo y Costilla Gallaga, en su grito de independencia de México de las primeras horas del 16 de septiembre de 1910, en su arenga a los reunidos en la parroquia de Dolores, debe haber gritado:
“Mueran los gachupines y muera el gobierno de España”.
El compa Miguel era hijo de Cristóbal Hidalgo y Costilla y Ana María Gallaga Mandarte.

Era hijo de familia acaudalada, muy culto y le gustaba la jugada y el buen vino.

Armó la tremolina que nos llevó a separarnos de la madre patria, como se llamaba a España en aquellos tiempos.
El presidente de México, Gobernadores y presidentes Municipales, deberían vestirse de curas para dar el grito que nos recuerda el levantamiento.

Quiero ver a Andrés Manuel López Obrador disfrazado de sacerdote.
Ya lo conocemos disfrazado de presidente.

Quisiera poner sobre la mesa una sugerencia.

Cuando el presidente, los gobernadores y presidentes municipales den su grito de independencia, casi al concluirlo incluyan “mueran los gachupines, muera Hugo López Gatell y muera la pandemia que lleva más de setenta mil mexicanos muertos” y finalizar con viva México, viva México, viva México.

Sería folclórico y nos recordaría los tiempos de la colonia.

No tengo idea, de como luciría el mil mascaras de Tabasco vestido de cura, gritando desde Palacio Nacional y pegándole a la campana con el badajo muchas veces.

La figura de Miguel Hidalgo es un símbolo del patriotismo y debe haber tenido más que un par de huevos para aventarse en contra del poder del imperio español.

La noche del quince de septiembre y parte de la madrugada del 16, cenó, bebió y jugó cartas con sus íntimos amigos. En la casa de la jugada recibió el aviso de que el movimiento había sido descubierto y que lo aprehenderían las fuerzas de la corona de la Nueva España.

Salió zumbando y con la exquisita fuerza del buen vino ingerido, puso en marcha el levantamiento. Se dio vuelo sonando la campana de su iglesia para convocar a misa y en esos momentos, ante sus fieles asistentes, lanzó la arenga para iniciar la independencia y ya no paró hasta su muerte.

Esos eran hombres transformadores, no como la cochinada que llaman la cuarta transformación y que encabeza el renegado del PRI que cobra como presidente de nuestro País.
Esta vez no estaré presente en el grito de independencia.

La ceremonia será ante un publico muy reducido, pero el grito que saldrá de la garganta de Quirino Ordaz Coppel, debe ser igual de emotivo o quizá más, para compensar las modificaciones a que nos obliga la maldita pandemia.
Frente a mi televisor seguiré el grito de independencia.

De pie, gritaré con todas mis fuerzas, “que viva México, que viva México y agregaré con mucha emoción, “que muera la cuarta transformación, que muera Hugo López Gatell, que muera la pandemia.
Viva Hidalgo, Viva México, viva México, viva México.

Hasta mañana.