Por J. Humberto Cossío R.
“Caminante no hay camino, se hace camino al andar”
Eso hizo Andrés Manuel López Obrador 18 años en busca de la presidencia de México. Ahora tiene el camino pavimentado, muy ancho y nadie sabe hasta donde pueda llegar.
Sin embargo, a casi dos años de asumir la presidencia, ya encuentra piedras sobre su carpeta asfáltica y los neumáticos de sus vehículos comienzan a mostrar deterioro y es cosa que no gusta al dueño del rancho La Chingada.
En los primeros meses de su gobierno, Andrés Manuel se dedicó a visitar los Estados que forman nuestra República. En todos ellos, preparaban su numerito para que los asistentes de MORENA le gritaran al gobernador visitado toda clase de insultos y luego los aplausos para Andrés Manuel.
Los gobernadores aguantaban estoicamente la avalancha de insultos y rechiflas hasta que el Dios de los mexicanos les pedía calma a los asistentes y les indicaba que el gobernador es muy buena gente.
Ahí paraba la bronca y el gobernador tenía que aguantar, so pena de quedar mal con el presidente y sufrir las consecuencias.
El único que se paró en sus tacones fue el gobernador de Chihuahua, amenazó al presidente con no asistir a los actos que se programaran en su territorio.
Así comenzó una bronca que todavía no termina.
Andrés Manuel quiere apoderarse de Chihuahua y el Gobernador le quiere parar el alto y parece que se saldrá con la suya.
La alianza de diez gobernadores y su salida de la CONAGO, ha impactado bastante en el carácter autoritario de nuestro presidente.
No esperaba que otros changos se subieran a sus lianas y le aventaran trompetillas con el trasero.
Hay piedras en el pavimento y molestan bastante a Andrés Manuel.
No es lo mismo aventarlas por 18 años, a recibirlas en su tiempo de gloria.
Lo esperan en sus actos de las giras y con pancartas y gritos le cuestionan sus actos de gobierno.
Son muchas las broncas que tiene Andrés Manuel.
Pleitos casados con los periodistas influyentes de la ciudad de México.
Broncas con la clase intelectual a la que rechaza por no estar a su altura cultural.
Una pandemia que lo ha desnudado en su incapacidad para prevenirla y luego combatirla.
Es ridículo que nos quiera meter cifras que no corresponden a la realidad de los fallecidos por Covid 19, y que defienda las barbaridades del Hugo López Gatell, al que no le otorgo el título de médico, por ser un fraude en la materia.
Niños desatendidos en sus padecimientos de cáncer y robos misteriosos de medicamentos y que luego aparecen dañados, según las autoridades.
Pleitos contra empresarios y falta de apoyos a los pequeños y medianos comerciante que tendrán que cerrar sus establecimientos y agravarán la economía mexicana.
La pandemia recobra fuerza y se tendrán que tomar de nuevo medidas que protejan la salud, pero que provocan parálisis económica. La falta de empleo nos trae hambre y miseria en los hogares y eso no se soporta por nadie.
Andrés Manuel ya está comiendo de las que antes enchilaba.
Lo esperan en sus giras y le gritan barbaridades.
Eso lo trae de pésimo humor.
No está acostumbrado a que le griten.
Se le está volteando la tortilla.
Hasta mañana.