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FAX EL FAX

Por J. Humberto Cossío R.

Los mexicanos, por obra y gracia del gobierno de Andrés Manuel estamos clasificados como fifís o chairos, según sea la posición que guardamos con respecto al presidente de México y a su modo de ejercer el poder.

Si usted piensa de manera independiente y osa criticar las acciones que no sean de su agrado, definitivamente es un fifí.

Si es un fanático de las políticas de Andrés Manuel, entonces es un chairo.

No tengo la menor intención de renunciar a lo que yo mismo analizo y llego a conclusiones, que en ocasiones, serán coincidentes con el tabasqueño y en otras, las ideas y juicios finales serán las antípodas de las de Andrés Manuel.

Mi posición ideológica en materia de periodismo me ha llevado a concluir, que nadie puede ser encadenado en sus ideas mientras piense.

Ningún presidente de México o de cualquier País del mundo me puede obligar a someterme a sus estupideces.

La calificación despectiva de Andrés Manuel, al llamar fifís a sus contrarios en ideas y acciones, me parece aberrante viniendo de un presidente que es un mandatario de nuestros ordenamientos.

Incumple con la obligación de gobernar para todos sin importar ideas ni creencias.

Polariza a la sociedad mexicana con llamar fifís a los que no le siguen la corriente.

Tampoco me gusta que les digan chairos a los que piensan como el presidente de México, o se sujetan sin condiciones a lo que disponga el señor de Palacio Nacional.

Que cada quién haga de su trasero un papalote sin que nadie se incomode.

Es lo justo y correcto y debe ser la norma de conducta de un presidente.

Los residentes emanados del PRI imponían su voluntad por medio de decretos, pero no se burlaban de los opositores.

Andrés Manuel impone su voluntad por decretos y por amañadas consultas. La diferencia es que llama adversarios conservadores a los que no están de acuerdo en el modo y forma de gobernar que muestra.

Andrés Manuel es una mezcla de rencores y buenas intenciones.

Amanece pensando en Salinas de Gortari y derrama hiel sobre todos los ex -presidentes y su manera que tuvieron de gobernar.

Despierta pensando en Maduro de Venezuela, y le importa un comino no manifestarse sobre el sufrimiento de los venezolanos y se refugia en la auto determinación de los pueblos.

Se levanta de un sueño con empresarios sinvergüenzas y les corta el suministro de dinero a las estancias infantiles.

Lo cobijó la imagen del Papa Francisco durante la noche y amanece perdonando a todos los huachicoleros y ofreciéndoles dinero para que ya no roben gasolina.

Cuando sueña a Benito Juárez, se levanta con una sonrisa presidencial y arrullando alguna fotografía de Donald Trump.

Recordemos que Don Benito fue muy amigo de los gringos que lo ayudaron a parar al gobierno de Francia cuando fusiló a Maximiliano y sus compinches.

Cuando sueña a la Xóchitl Gálvez, su humor es de los mismos diablos, por reprobar la dama de hierro mexicana a los que manda para que sean aprobados por el Senado.

Pero a ella no se atreve a decirle Fifí.

Sabe de su filosa lengua y le saca al bulto.

Hasta mañana.