Por J. Humberto Cossío R.
El Dr. Héctor Ponce Ramos es mi médico de cabecera y le tengo toda la confianza cómo el más preparado de los neumólogos que he tratado.
Ciegamente seguiré sus instrucciones.
Leo lo que se escribe de su labor y escribo lo que conozco de su persona y el respeto que me merece como profesional de la medicina.
Su origen es pobre. Para poder tomar agua y bañarse, tenía que ir al canal que pasaba por un lado del Ejido nueve de diciembre en Ahome y acarrearla hasta su casa.
Tenía muchas facultades para ser un profesional del beisbol, pero las circunstancias nos favorecieron a sus amigos y pacientes. Se convirtió en el mejor de su especialidad en Sinaloa y quién sabe de cuantos estados más.
Es una potencia a nivel nacional y parece que empieza a ser reconocido en el mundo internacional.Es un fanático del deporte y uno de sus Hijos ha probado suerte en las academias del beisbol de los equipos de grandes ligas.
Ponce era un pitcher de gran velocidad.
La recta le llegaba muy pronto a jom y el guante del cátcher sonaba bastante al recibir el lanzamiento.
Lo conocí hace algunos ayeres y jamás ha fallado como profesional de la medicina o como amigo.
Siempre atento a mis requerimientos personales o de mi familia.
Si le preguntan a mi hermana mayor, les dirá que no hay otro como el Dr. Héctor Ponce.
Un viejo padecimiento de sus vías respiratorias la tenían prácticamente en la lona y nos causaba grandes penas.
La atendieron en la ciudad de México los mejores especialistas de la materia y jamás la pudieron dar de alta.
La llevé con mi amigo Ponce, y al examinarla, me dijo sin dudar un instante, “sanaré a tu hermana en poco tiempo y jamás volverá a tener el sufrimiento que la agobia hasta la fecha”.
Cumplió su palabra y mi hermana Luz María dejó su padecimiento en forma total y definitiva.
Venera a Héctor Ponce y yo soy su ferviente seguidor.
Le he mandado pacientes, y todos, absolutamente todos, me hablan maravillas de mi neumólogo de cabecera.
Pero tengo un problema y muy serio.
Ponce se ha convertido en una celebridad y es requerido día y noche por pacientes que lo consultan por vía telefónica o por correo y mensajes al celular.
Ya no lo tengo a la mano por las abrumadoras llamadas que recibe y se me dificulta tener el contacto directo de antaño.
Y pienso con mucha preocupación y fundamento.
¿Qué hacer si me llego a contagiar del COVID 19 y Ponce no me contesta?
Una noche no pude dormir pensando en ese problema que tiene mucho fundamento y que puede presentarse (toco madera), pero en estos tiempos de pandemia y con las características de mi edad, azúcar y afectado de los bronquios por el tabaquismo de más de cuarenta años de fumador y apenas 16 que lo dejé, no dejo de pensar en ello y sigo buscando la comunicación con Héctor Ponce Ramos.
Espero tenerlo a la mano si lo requiero.
En Sinaloa tenemos una gloria de la neumología.
Un abrazo afectuoso para mi amigo y médico de cabecera.
Muy humano el Dr. Ponce.
Hasta mañana.