Mazatlán, Sinaloa.- Para la familia, recibir la noticia que el señor Adolfo, de 52 años de edad, había muerto al caer de lo alto de la construcción del hotel Mayan Palace, fue muy dolorosa.
Al saber la noticia, sus dos hijas se dejaron venir a Mazatlán. A su arribo, con los pocos pesos que traían, empezaron a moverse, sobre todo con la funeraria para identificar y posteriormente ver cómo le iban a hacer para trasladar el cuerpo hasta la Ciudad de México.
El señor Adolfo, tenía su casa en Tlalpan, mientras que una de sus hijas en Xochimilco y la segunda en la ciudad de Puebla. Llegaron el jueves y el viernes fue de vueltas y vueltas.
Este sábado se regresarían a la ciudad de México, con el cuerpo de su padre. Empezarán allá las penurias de los gastos del entierro. Además, la empresa constructora Kuoba no les había dado el número del Seguro Social para haber el trámite en su localidad del apoyo para gastos funerarios por parte del IMSS, porque la empresa constructora les dijo que no les darían ninguna indemnización, solo con el apoyo de los gastos funerarios, por medio del contratista que se lo trajo a Mazatlán a trabajar. Cuando entregaron sus pertenencias, solo fue su cartera con su credencial de elector y algunos papeles, y al revisar en su casa, afortunadamente encontraron una copia de su acta de nacimiento, que les permitió a sus familias hacer sus trámites.
Entrevistadas en la casa que les prestó el propietario de la agencia funeraria que se haría cargo de llevar el cuerpo de Adolfo a la ciudad de México, las hermanas Laura e Isabel León Rivera, describen que se vino de donde estaba trabajando, porque el contratista les dijo que había trabajo en Mazatlán, que quién jalaba, en la construcción de un hotel.
Llegó al puerto tres días antes de su muerte. Ellas dicen que el domingo ya estaba aquí y para el miércoles, el día del accidente, recibieron la trágica noticia.
Las hermanas temen que la constructora no se está haciendo responsable del accidente, porque solo saben las causas de su muerte, por lo que leyeron en las redes sociales. A pesar de que había clausurado Protección Civil la obra, continuaron trabajando. En esta misma obra, en febrero murió otro trabajador cuando le cayeron unas varillas encina. No se supo si la empresa indemnizó a los familiares.
A las hijas se les hace extraño que su papá no estuviera anclado en el arnés, porque siempre tiene esa costumbre, además de que ya había trabajado en construcciones elevadas y nunca había tenido un accidente.
Aquí se encontraron con la novedad que los compañeros de su papá no pudieron ser localizados por ellas para que les platicaran de los hechos, porque ya no estaban en la empresa.
Este sábado, cuando la Coepriss les liberara el cuerpo de su papá, lo llevarían a la Ciudad de México a darle cristiana sepultura.



