• Los antioxidantes tienen efectos inmunoestimulantes, antiinflamatorios y antivirales, que permiten una mejora en nuestro sistema inmune.
• De 100 personas que llegan a tener COVID-19, 58 sufren fatiga las próximas semanas.
Mazatlán, Sinaloa a 13 de mayo de 2021.- El nuevo coronavirus, denominado COVID-19, cumple 1 año de que fue catalogado como pandemia. Al 14 de marzo del 2021, dicha enfermedad ha causado 120 millones de casos confirmados y 2.5 millones de muertes, a nivel mundial
Dentro de las secuelas (manifestaciones clínicas) que deja el Covid 19 en las personas que lo padecieron, una de las más recurrentes es la sensación de fatiga y/o sueño que puede durar semanas o meses después de que desapareció la infección.
En el Estado de Sinaloa se llegan a tener temperaturas de 40 o más grados. Se ha referido que el Coronavirus en ambientes de altas temperaturas tiene mucho menos posibilidad de sobrevivir que en ambientes de bajas temperaturas.
La dieta mexicana está muy diseñada a base de frituras, harinas, azucares, bebidas gaseosas y comida chatarra, estás atentan contra la alimentación saludable, se recomienda mejorar los hábitos alimenticios evitando los excesos en el consumo de estas comidas, la mala alimentación promueve condiciones como la obesidad la diabetes e hipertensión, las cuales se ha demostrado complican seriamente a los pacientes infectados por COVID
“Las personas que padecieron COVID-19 llegan a tener efectos a largo plazo y el más común de ellos es la fatiga; donde de 100 personas, 58 llegan a sufrirla las siguientes semanas e, incluso, meses. Otros síntomas son: congestión nasal, fiebre, dificultad para respirar, dolor de cabeza, dolor corporal; esto varía en intensidad desde imperceptible hasta muy molesto y va de acuerdo con el sistema inmune de cada paciente”, comentó el doctor Luis Antonio de Alba, médico Internista con especialidad en Geriatría y Académico de los departamentos de Salud Pública y Enseñanza de la Facultad de Medicina de la UNAM.
Por ello en el último año los antioxidantes han tomado una gran relevancia por sus efectos protectores para el organismo.
El Covid 19 puede llegar al cerebro e inflamarlo, lo cual induce respuestas como el sueño excesivo y la llamada “niebla mental”. La razón es porque el cerebro, ante cualquier lesión que tenga lo primero que hace, como mecanismo de resguardo o protección, es que se inflama. Lo anterior causa un incremento de radicales libres y por ello hay una mayor oxidación, lo que deriva en la muerte de conexiones neuronales” y eso provoca la sensación de fatiga y sueño, dijo el doctor de Alba.
Los antioxidantes tienen efectos inmunoestimulantes, antiinflamatorios y antivirales, que permiten una mejora en nuestro sistema inmune para desempeñar su papel y defender nuestro organismo de infecciones.
El Omega 5 nanoemulsionado lo último en cuanto a oxidantes se refiere reúne propiedades especialmente potentes, ya que tiene la facilidad de llegar directamente al cerebro a través de una innovadora tecnología conocida como nanotecnología” que le permite ser transportado dentro de minúsculas gotitas (nanogotas) que llegan en las cantidades adecuadas al cerebro.
“El Omega 5 extraído del aceite de la semilla de la granada roja, es el único Omega nanoemulsionado en el mercado y el único que atraviesa la barrera hematoencefálica por lo que, crea un efecto preventivo de la muerte neuronal producida por el SARS-Cov-2”, comenta el académico de la UNAM.
En la actualidad tanto para prevenir como para tratar los casos de Covid-19 la comunidad médica estamos recomendando una alimentación balanceada, actividad física y el tomar dos cápsulas de Omega 5 nanoemulsionado (GranaGard) lo cual nos ha dado una excelente respuesta en prácticamente en la totalidad de pacientes que hemos tenido la oportunidad de atender durante la pandemia.
Ambos especialistas coinciden en que el costo de un tratamiento preventivo y correctivo es inferior a los costos de la enfermedad en sí, además que es un tratamiento temporal que no genera un gasto mayor a los setecientos pesos bimensuales; además coinciden que no se relaciona con el Dióxido de Cloro, comprobado como un ‘tratamiento’ peligroso.






