Por J. Humberto Cossío R.
Desde las primeras giras a los Estados de la República mexicana del presidente Andrés Manuel, se preparó un numerito por parte de las gentes de su gabinete y de la dirigencia de MORENA para abuchear a los Gobernadores y aplaudir a rabiar al presidente de México y sus acompañantes.
Luego tomaba la palabra Andrés Manuel, y dirigiéndose a su público de una manera paternalista, les pedía que no fueran groseros con el Gobernador y que era su amigo y de esa manera se erguía como el gran caudillo.
Díganme ustedes si eso no era insultar a la autoridad que lo recibía con los brazos abiertos y escuchaban las leperadas de los morenistas a cambio.
Luego los Gobernadores de algunos Estados de la oposición, manifestaron su descontento y amenazaron con no recibir en su territorio a Andrés Manuel, otros hicieron saber que también armarían rechiflas contra el presidente.
El presidente de México paró su carro y ya no volvieron los insultos a los gobernadores visitados.
Pero Andrés Manuel dice que no es grosero y criticó la manera en que fue cuestionado por el Gobernador de Jalisco y amenazó con no volver a recibirlo por su atrevimiento de hacerle señalamientos públicos muy duros y directos.
La nueva amenaza o advertencia la hace a los gobernadores de la oposición advirtiéndoles que les fiscalizará cuidadosamente los recursos para que no los utilicen en las campañas de sus partidos en el 2021.
El presidente de México si puede hacer campaña hasta en tiempos de la pandemia que se acerca a los 20,000 muertos.
Se le quemaban las patas al peje y se lanzó por el sureste para dar el banderazo de salida de proselitismo en favor de los probables candidatos de su partido.
No usa cubre bocas. Cuando percibe que las gentes que lo reciben son hostiles a su visita por peticiones que a gritos le exigen que cumpla, argumenta que no puede bajarse del vehículo que lo transporta, para no poner en riesgo su salud y la de los ciudadanos que le gritan para que los atienda.
Una cosa es evidente.
La popularidad del presidente de México ha caído estrepitosamente y los que votaron para que se convirtiera en la primera autoridad de nuestro país, quizá se muestren arrepentidos y le nieguen el voto en las próximas elecciones intermedias.
Andrés Manuel luce temeroso de que eso suceda. Con todo y los cientos de miles de contagiados y casi veinte mil muertos, se lanza en campaña permanente para rescatar simpatías de los que ahora lucen decepcionados por su ineficacia para gobernar.
No son pocos los golpes que le lanzan por las benditas redes que lo llevaron al triunfo en el 2018.
Eso le duele al presidente y sabe que hay un riesgo verdadero de que se pierda la grosera mayoría que tiene MORENA en la Cámara de Diputados federal.
Hay quince gubernaturas en juego y las quiere todas.
Sabe que no puede dejar que se levanten de sus tumbas el PRI y el PAN.
Por eso le vuela la greña en sus nuevas giras.
¿Logrará sus objetivos?
Si tiene la complicidad de los gobernadores puede que no tendría problemas.
Pero hay un bloque de gobernantes opositores que no dan su brazo a torcer y le quieren hacer un hoyo a las fuerzas aliadas al presidente.
Se acerca la elección del 2021. Hay posibilidades de que los partidos formen alianzas y manden por delante a candidatos ciudadanos que nada tengan que ver con sus agrupaciones electorales.
Lo veremos y puede que en febrero ya tengamos candidatos.
Hasta mañana.
