Punto y Coma Noticias

FAX DEL FAX

Por J. Humberto Cossío R.

La bendición del terremoto.
Cuando los cabronazos arreciaban en contra del presidente y su gabinete por absurdas decisiones en la pandemia y el colapso de la economía, surge un nuevo distractor y le llega al presidente desde Oaxaca

Un movimiento telúrico de 7.5 grados en la escala de Ritcher no es cualquier cosa. Sin embargo causó muy pocas desgracias personales y un mínimo de daños materiales.

Benigno para la población mexicana y de enormes dimensiones políticas para Andrés Manuel.

Se nos olvidaron hasta los muertos por el COVID 19 para estar atentos a los sucesos que involucraron a varios Estados y en particular a la Ciudad de México.

Con celular en mano nos informó Andrés Manuel a través de las cadenas televisoras de la nación el cómo, donde, cuando y resultados del sismo.
Lució como presidente y con la seriedad que ameritaba el suceso.

Se olvidó de culpar a los adversarios de los temblores y sus réplicas.

Por fortuna no se convirtió en tragedia.
Pero le servirá al presidente de descanso a las ya más severas críticas a su gobierno de la supuesta cuarta transformación.

Nos olvidamos del charlatán de Hugo López Gatell y aunque nos informó que el coronavirus puede estar presente por dos o tres años, de plano lo tiramos a lucas y dedicamos nuestra atención al sismo de Oaxaca.

Si el sismo hubiera causado un desastre, quizá Andrés Manuel se hubiera convertido en el héroe de la película y sus acciones en los sitios de mayor desgracia se difundirían por los canales de televisión nacionales y extranjeros. Su dimensión de jefe de Estado estuviera en estos momentos por las nubes.

El diablo le proporcionó un distractor y Dios le negó protagonismo.

A estas alturas, y en la soledad de su alcoba de Palacio nacional, debe estar rumiando su amargura por haber sido privado del papel de estrella en el rescate y ayuda de las víctimas.
Fueron pocos muertos por causas de la violencia de la naturaleza y son inmensos fallecidos por causa de la pandemia.

Somos el tercer País más criticado por la Organización Mundial de la Salud, debido a la negligencia de las autoridades sanitarías y por la ignorancia del presidente de México y su gabinete.

Andrés Manuel es un desastre administrativo y su figura luce más pequeña o insignificante al paso de los días y meses de su desgobierno.
La demagogia es su especialidad.

Jamás ha sumado y por el contrario le gusta dividir.

Es una lacra lo que nos tocó en el sexenio y la culpa la tienen los 30 millones de votos de los ciudadanos que creyeron en sus buenas intenciones.

Nosotros no somos responsables del desastre que se avecina.

Nuestro voto no fue para Andrés Manuel.
Habrá muchos nuevos pobres.

Los pequeños empresarios cerrarán sus puertas y sin recursos para intentar de nuevo sus actividades.

El desempleo será mayúsculo.

Todo México olerá a piojo.

Por causa de las absurdas decisiones de un iluminado que tenemos como presidente.

Es el negro futuro que se vislumbre.

Hasta mañana.