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FAX DEL FAX

Por J. Humberto Cossío R.

No tengo idea si alguna vez me tocó batear contra un lanzador de cien o más millas de velocidad.

No había manera de medir los lanzamientos y solo nuestra apreciación mental a través de la vista nos hacía batear o no, lo que nos llegaba al plato.

Creo que hubo dos que zumbaban la bola y a los cuales me di el lujo de mandarles la pelota bastante lejos.

Renato López Díaz, mi compañero de secundaria y prepa, podía pitchear a la derecha y a la zurda y tiraba como los mismos demonios.

Muy descontrolado y quebrador de costillas.

Al otro, creo que le decían el duende, y tiraba por debajo del brazo la lumbre que llegaba a los bateadores.

Muy corajudo y mal intencionado.

Solo tenía la recta. Cuando se es joven no hay problema para ubicarlo y darle para atrás a sus lanzamientos.

Sus revires dejaban enchiladas las manos de sus compañeros.

En mi juventud, jugué como pitcher y primera base.

Mi velocidad era alta, pero jamás pude saber qué tanto.

Fui un autentico llanero y nadie jamás nos pulió las facultades y tampoco recibimos consejos para cuidar el brazo y las piernas.

No supe correr las bases y compensaba esa incapacidad con la potencia de mi bateo que era bastante aceptable.

Pero me quedará la duda.

¿Qué tanta era la velocidad de mis pitcheadas?

Y eso ya no tiene remedio.

Pero el beisbol es mi deporte favorito y lo gozo a través de las pantallas de mi televisor.

Acompaño el tiempo de permanencia con alguna buena comida o cena y tragos de mi botella de Old Par.

Aroldis Chapman, de los Yankees, es el relevista que me apasiona.

Lo conocí cuando lanzaba de 100 a 104 millas y dejaba parpadeando a los que se le paraban enfrente.

Fue en San Diego la primera vez que aprecié su velocidad y jugaba con los Rojos de Cincinnati.

Tronaba el guante del cátcher a cada lanzamiento, y solo necesitaba tres tiros para ponchar a sus contrarios.

Me gusta el buen beisbol y no admito calidad inferior a las ligas mayores.

Es donde se concentra la excelencia de muchos jugadores de Estados Unidos, de América latina y uno que otro japones y creo que un solo coreano.

Soy lector asiduo de los grandes cronistas y gozo con sus relatos de beisbolistas de la talla de Baby Ruth, Joe Dimagio, Hank Aaron,

Micky Mantle, Pete Rose, Bobby Bonds, Roger Maris y tantos otros que se me escapan por el momento.

Juan Venne es uno de mis favoritos, a pesar de que lo considero como ególatra y despreciativo con sus colegas de menor estatura.

Me apasiona el beisbol. No acudo a los estadios de la liga mexicana del pacífico por que la algarabía que se forma no me deja gozar el deporte.

Hasta mañana.