Por J. Humberto Cossío R.
El mentado avión presidencial y las babosadas de Andrés Manuel.
El gobierno mexicano no ha podido vender la insignia de la fastuosidad del gobierno de Peña Nieto, y nos quiere meter en una broma macabra que solo serviría para exprimir los bolsillos de los incautos.
Quiere rifar el avión y da un costo por cachito de 500 pesos.
Ya sabemos como se las gastan en los sorteos que nos dicen que son para la asistencia pública.
Demos por hecho que ya se está rifando la nave invendible por los inútiles que conforman el gabinete del presidente de México.
Recordemos que las reglas de la lotería nacional nos marcan, que si los premios de los sorteos no son vendidos, en automático es el gobierno o la asistencia pública la que se queda con ellos. En el caso pudiera repetirse varias veces el sorteo y seguir en manos de López Obrador y sus secuaces el objeto de lo que se rifa..
Nadie en su sano juicio se ve siendo el propietario del medio de transporte aéreo que utilizaba el esposo de la gaviota.
No se usa la nave por que a Andrés Manuel no le da la gana.
No se vende y no tenemos claras las causas.
Sabemos que se mandó a un hangar en los Estados Unidos y que pagaron una renta mensual bastante alta.
Pero nadie la ha querido comprar y es por eso el motivo de la repatriación.
Nuestro presidente es el amo y señor de las puntadas políticas y que son la distracción mediática para que programas fracasados y criticados dejen de estar sobre la mesa por algún tiempo.
El asunto de la salud los ha traído locos. No han podido presentar una política estructurada en debida forma para darle resolución a las carencias que los ciudadanos le gritan al presidente a su paso en los Estados.
Andrés Manuel dice tener la convicción y seguridad que para diciembre del 2020 todos los mexicanos tendrán hospitales y medicamentos en forma gratuita.
Pero en estos momentos que metieron el programa del INSABI en sustitución del seguro popular, las cosas han sido un estruendoso fracaso y las inconformidades subían de tono en todo momento.
Con la estupidez de la rifa del avión, los críticos de las redes y periodistas se volcaron en acabarlo por la reciente puntada.
Eso es lo que quiere Andrés Manuel y es un genio para levantar cortinas de humo sobre sus fracasos.
Sus promesas de campaña no han tenido el sustento requerido.
Le damos todo el crédito del combate a la corrupción y la honestidad propia y de sus compañeros de gabinete.
Pero el País sigue sin crecer en su economía, y la salud, que fue uno de sus mejores compromisos, hace agua por donde quiera.
Ya sabemos que prometer es una manera de lograr sufragios. Sobre todo cuando se señalan las carencias del gobierno y se grita que pondrán remedio desde su llegada al poder.
Papitas fritas, y lo del sorteo del avión presidencial, es otra de las jaladas de Andrés Manuel que las avienta y cumplen sus tareas a la perfección.
Lotería Nacional, o el ráscale, son las maneras que dice pueden emplearse.
¡Que viva el presidente de México!