Por J. Humberto Cossío R.
Se quemó bastante parque a la llegada del 2019.
Las aves no surcan los cielos esa noche.
Por fortuna, no hay vuelos nocturnos de ninguna ruta, que tengan que aterrizar en Culiacán en los primeros minutos del nuevo año.
Les valió madre que Andrés Manuel sea el nuevo presidente de México.
Les gusta disparar a los que tienen armas y punto.
¿Calibres?
De todos.
Desde una avergonzada pistolita 22, hasta una atrevida Bazuca que pareció escucharse a la lejanía.
No tienen rienda los de la delincuencia organizada.
Y un que otro simple, que trata de imitarlos disparando desde sus hogares y cobijándose con la impunidad que tienen los otros.
Nos encerramos en casa, y los que van a salir a divertirse, lo hacen hasta después de una hora para que cesen por completo las descargas.
Hay cosas mejores que comentar.
Cenamos muy bien y me cumplí el antojo de destapar una botella de champaña y brindar por la llegada del nuevo año.
Vimos las celebraciones de otros países, que festejan el año nuevo con verdaderas fiestas de luces de los fuegos pirotécnicos que se programan para el efecto.
Les sale muy bien y gozamos las imágenes que la televisión trasmitía.
En Culiacán es otra cosa.
Aquí esta el enjambre de abejas africanas que se dedican a delinquir y sus herramientas de trabajo son poderosas armas que exhiben sin recato.
Son las mismas que utilizan en el primer segundo del nuevo año.
La tracatera es impresionante y atemoriza.
Sabemos que se han causado muchas muertes y heridos de balas perdidas.
Yo mismo he encontrado proyectiles en las calles y por un tiempo las guardo y enseño a los amigos.
Pero lamento infinito cuando me entero de desgracias por estas causas.
Las balas perdidas son el miedo en los primeros momentos del nuevo año.
Por eso procuramos encerrarnos y no asomar la cara.
Es el mejor resguardo y así lo entendemos.
Nos iremos enterando lo que provocaron estas manifestaciones de jubilo con olor a pólvora.
La nota roja de los diversos medios nos informará puntualmente.
Esperemos que no haya habido pérdidas humanas.
Y tampoco lesionados.
De aquí en adelante, a jalar la nueva carreta que nos pega al cuerpo el nuevo año.
Tenemos familia y tienen la costumbre de comer y vestir.
Feliz año nuevo.
Disfruten el 2019 como si fuera el último.
Hasta mañana.