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FAX DEL FAX

Por J. Humberto Cossío R.

¿De qué manera te olvido?
Facilísimo, llegando a los setenta no hay dificultades para contestar a ese trozo de la canción.

Aclaro, que conozco personas con las que me gusta conversar por su extraordinaria memoria. Sus recuerdos fluyen como manantiales que por horas nos embriagan y transportan en el tiempo y el espacio.
En mi caso, es mejor escribir de lo que me voy acordando y de esa manera no me pierdo en los vericuetos del cerebro.

Gastado, pero todavía lo uso para mapear el camino a casa.

Salir no es problema, volver es el misterio.
Algunos mandan forjar cadenas o brazaletes con su nombre, dirección y teléfonos de familiares.

Generalmente de 14 quilates en oro y son preciosas joyas.

La familia olvida los tiempos en que vivimos. Salimos de casa convertidos en suculenta presa para los bandidos de nuestra época.

De pronto no hay chispa y nos quedamos a expensas de quién nos encuentre.
Y ahí surge la respuesta, a de qué manera te olvido.

Hay otros casos que se conocen.
La familia se cansa de lidiar a los que padecen de la memoria en blanco y los tiran en carreteras sin identificación alguna.
Esos ya no vuelven y son sepultados en la fosa común, si bien les va.

Para todos hay en este mundo.

La inmensa mayoría de los mexicanos, no queremos separarnos de los que nos dieron vida y buscamos su bienestar hasta que exhalan su último aliento.

Pero hay otros sin reproches de conciencia.
De todo hay en la viña del señor.
Solo es cuestión de saber en qué estamos parados.

Hay quienes no tienen madre y otros huérfanos de las dos puntas.
La Semana Santa me hace recordar a Pedro, que negó tres veces a Jesús antes de que cantara un gallo.

Me viene a la mente a la amorosa María, llorando al pie de la cruz por el sacrificio de su hijo, que era el hijo de Dios.

Recuerdo también a Judas Iscariote que vendió al Nazareno.

Y trato de sacar cuentas de cuantas Marías conozco en el mundo en que habito.
Hurgo en mi memoria para saber cuantos Judas he logrado reconocer en mis setenta y cuatro años.

A muchos Pedros los identifico sin que canten los gallos.

Todavía no uso cadena y tampoco brazalete.
Salgo a la calle manejando y procuro no dejar la licencia en casa.

En ese documento aparece mi domicilio.
Espero que me sirva de algo.

¿De qué manera te olvido?

Hasta mañana.