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FAX DEL FAX

Por J. Humberto Cossío R.

Juventud y vida eterna.

El aspecto físico juvenil o sin arrugas cualquiera lo quisiera tener hasta el momento de su muerte.

Pero ser inmortal, conjuntaría los sufrimientos de ver morir a los padres, hermanos, hijos, nietos, biznietos y todo lo que le siga.

Los amigos de la niñez, de la juventud y de la madurez y su descendencia enterrados y sin poder hacer nada para impedirlo.

Sería terrible que a un ser humano le impongan esa condena.

Tuve un sueño, que más bien considero una pesadilla, de que me imponían ese castigo.

Desperté bañado en sudor y sin poder calmarme.

Lo diré una y otra vez que no hay cosa más hermosa que la juventud.

Pero es una etapa de la vida y se nos prepara para aceptar la llegada del verano, luego el otoño y finalmente el invierno.

Se le ruega al creador para que sean nuestros hijos los que velen nuestros cuerpos y que por ningún motivo seamos nosotros los que lloremos a nuestra carne.

Cuando se tiene dinero y sabemos que las mujeres y hombres se dieron su arregladita en cara y cuerpo, poniéndose en manos de un verdadero profesional de la cirugía plástica nos alegra y hasta envidia les tenemos.

Pero que queden bien y no les cuelguen los cuajos.

El retrato de Dorian Gray del novelista Oscar Wilde es un monumento al sentimiento de la belleza de la juventud.

Pero se convierte en diabólico y la maldad se encierra en el personaje.

El primer rasgo notable fue la expresión de crueldad en los labios.

Así siguió y terminó siendo consumido por las llamas del averno.

Sobre darse una carroceada, si se tiene la manera, es aceptable y no afecta a terceros.

Pero pensar en la vida eterna es aterrador.

Dios podría darnos la eternidad y de hecho la concede a los que siguen sus enseñanzas y practican el bien a sus semejantes.

Pero la vida eterna es después de la muerte terrenal. Desde el reino de los cielos se protege a la familia que queda en la faz de la tierra siguiendo el ciclo natural de la vida y luego la muerte.

Pero si aceptamos que existe el bien, también debemos tener el temor a la maldad.

Lo bueno y lo malo son las antípodas, como son la noche y el día.

O el calor y el frio.

Sería terrible ser inmortal y vivir observando como muere lo que más queremos.

Vivamos lo mejor que se pueda.

Roguemos para que seamos nosotros los enterrados por los hijos.

La pesadilla de la inmortalidad aún me causa escalofríos.

Oscar Wilde amaba a los jóvenes y se nutria de ellos y de ahí la novela de Dorian Gray.

Fue perseguido por sus costumbres.

En estos tiempos, sería un bendecido de las políticas de Andrés Manuel.

Hasta mañana.