Punto y Coma Noticias

FAX DEL FAX

Por J. Humberto Cossío R.

Lo dicho:
Apenas se logró un acuerdo con Trump para que no aplicara aranceles a los productos mexicanos y de nuevo ya hay otra amenaza de Donald.

No tenemos la fórmula para tratar con genios del calibre del presidente de los Estados Unidos de Norte América.

Nos hace falta un Harry Potter y su varita mágica.

Nos mantendrá tensionados y vigilados con lupa en nuestro territorio.
Ánimas que no amanezca.

Que feo caso el que nos acongoja a los mexicanos.

Y nos faltan otros cuatro años que sin duda alguna tendrá Donald Trump.

No hay modo de declararle la guerra a nuestros vecinos.

Nos harían poco menos que excremento en segundos.

Los fronterizos se les unirían a los gringos y renegarían de nuestro himno nacional.

Todo por vía diplomática.

Los balazos no sirven en estos casos.
A menos que quisiéramos perder más territorio.

El presidente López de Santana les vendió barato a guevo.

Don Benito Juárez convenió muchas cosas de la soberanía de México con Estados Unidos y a cambio recibió el apoyo en contra del imperio francés.

Se lo querían comer los franceses después de que fusiló a Maximiliano y a sus secuaces mexicanos.

Pero el indio de Guelatao ya tenía su plan y funcionaba bien por aquellos tiempos.

Andrés Manuel tendrá que ser mejor negociador que Juárez y aguantar las locuras de su clon de las barras y las estrellas.

Donald Trump gusta de comer camotes y escupir balas de AK-47.

Le encantan las películas de terror y nos exhibe las de Alfred Hicok para mantenernos ocupados con los temblores de rodillas y el corazón sobrecogido.

En Estados Unidos la popularidad de Donald Trump sigue en aumento.

Seguirá siendo el presidente y nosotros su diversión favorita.

El güero pecoso es maloso y con ideas apegadas a los lineamientos del Kukux clan.
Nos llama delincuentes con una envidiable frescura y sin poder partirle el hocico.

Estamos fritos compatriotas.

Mexicanos al grito de guerra no funciona contra Estados Unidos.

Allá si tienen varita mágica y nos harían mierda.

Pero la diplomacia es la manera perfecta de poner el lomo, con el pantalón abajo, y con una sonrisa que invita a la violación.

Así lo hizo Marcelo Ebrard y viene muy contento.

Parece que le tatuaron la sonrisa los comisionados de Donald Trump.

Se sacrificó por ciento veinte millones de mexicanos.

Y le agradó lo que le hicieron por aquellas tierras.

“Lo ooooogieron, dijo el gangoso”.

Y le gustó.

Gracias Marcelo por tu sacrificio patriótico y muy de tu gusto.

Seguirás teniendo oportunidades.

Hasta mañana.