Punto y Coma Noticias

FAX DEL FAX

Por J. Humberto Cossío R.

Qué barbaridad.

En plena temporada de zafra le mochan la cabeza a nuestro rincón bohemio preferido y nos dejan como hormigas sin agujero o abejas sin panal.

Las imágenes que aparecieron en los portales de radio y mensajes por las redes nos arrancaron las lágrimas.

Camiones cargados de mesas y sillas y los enseres de cocina que ponían a punto el pollo frito tan famoso.

No es posible, no es posible, eran los desgarradores lamentos de una clientela formada de muchos años y que lloraba la pérdida de su espacio. Quedaban huérfanos de hogar y sin la atención de sus amigas que curaban sus males del día anterior.

Se cerró un hogar ciudadano y murió una fuente de trabajo.

El periodista es famoso allende las fronteras. Su dimensión es a la par del Guayabo que también abre sus brazos amorosamente para recibir la clientela etílica que los visita los 365 días del año.

Culiacán, sin el periodista o el Guayabo, no es Culiacán.

Los chirrines callaron.

De mi mano sin fuerza, se alzó mi copa, y brindé por ella.

Era el último brindis, de un bohemio, por una reina.

Tenía más clientela que Catedral en domingo.
Los sacramentos eran acompañados con cerveza de varias marcas.

Mi favorita es la tecate roja, pero la gran mayoría prefiere la tecate light o tecate gay como es conocida.

Ya no veremos a nuestra mesera favorita correr con los baldes de cerveza bien helada y las botanas que preparaba en el periodista su señora madre.

Lupita ha de estar bañada en llanto.
La dejaron sin trabajo y quién sabe cuándo volvamos a encontrarla.

El local del periodista quedó solo y sin vida.
No queremos saber las causas, pero lamentamos en el alma sus resultados.

Nuestro bolero, quedó pasmado cuando llegó al periodista y lo encontró cerrado.

No podía creer que no volvería a lustrar calzado y bromear con la clientela y ser invitado del pollo y los refrescos.

Es una desgracia para Culiacán, perder un lugar donde daban de comer al hambriento y de beber al sediento.

El periodista era un centro que cuidaba nuestra salud.

A varios les salvó la vida con sus espirituosas bebidas.

Los bichos malos que se alojan en el estomago eran desterrados a punta de tecatazos y la salud se hacía presente día con día.

La cereza del pastel turístico ha sido despedazada.

Ya no tenemos al periodista y nos despojan de otro tesoro de nuestra historia regional por causa de unos cuantos pesos que no se pagaron en tiempo.

De ver sabido, hacemos una colecta y le salvamos la vida al periodista y a nosotros mismos, que abrasaremos nuestras entrañas por la falta de alcohol helado que consumíamos semana tras semana.

Maldita sea la suerte.

Hasta mañana.