Por J. Humberto Cossío R.
El presidente de México, de acuerdo a nuestra constitución, tiene como duración su mandato un total de seis años o bien 72 meses.
Subrayo lo anterior, por la cuenta que me dispongo a sacar y que implica el crecimiento de nuestro País en relación con el 0.1% de que nos presume Andrés Manuel en sus siete meses que lleva en el cargo.
Sosteniendo ese ritmo, encontraríamos, que México crecería en materia de desarrollo económico aproximadamente un punto en el sexenio completo.
Con eso me daría por muy satisfecho. Hasta un monumento le levantaría al nativo de Tabasco y émulo de Don Benito Juárez de Oaxaca.
Cuando el INEGI le señalaba que no crecía su gobierno, Andrés Manuel los llamaba pronósticos de sus adversarios y descalificaba al organismo, aduciendo que el tenía sus propios datos.
No queremos ser suspicaces, pero la burra no era arisca y ahora ni tocar se deja.
Las amenazas a los responsables de las mediciones del INEGI ya dieron resultados, y aunque decir que una decima de punto no significa nada, para Andrés Manuel fue el enfoque de un abanico gigantesco sobre su humanidad en estos tiempos de calores de administración.
Que esa cifra signifique cero crecimiento en términos reales le vale madre a nuestro peje lagarto.
Se creció bastante y esta es la bandera de los morenistas encabezados por el presidente de los mexicanos y mexicanas, tal y como acostumbran a decir los políticos de nuestros nebulosos tiempos.
Me doy por bien servido que así suceda.
Pero que sea cierto, es mi ruego, y no se deba este 0.1% a presiones de Andrés Manuel sobre los responsables del INEGI.
El tabasqueño es experto en el terrorismo gubernamental.
Se autoproclamaba como un nuevo santón de la política mexicana y anunció a los cuatro vientos que no llevaría a tribunales a los funcionarios del pasado.
Su gobierno carece de estructura en todos los órdenes y ahora busca perseguir a los que supuestamente dejaría por la paz, buscando notoriedad y tratando de mandar mensajes de alta tensión al mismísimo Peña Nieto.
Aquí te tengo pendiente, es el mensaje.
Primero colgaremos a tus colaboradores, y de ser necesario, tu cuerda ya está preparada.
Si el gobierno de Andrés Manuel avanza de décima en décima sin parar, en setenta meses ya habremos llegado al uno por ciento en el crecimiento de México.
Esperemos que Andrés Manuel fume la pipa de la paz de manera duradera con los dueños del dinero en México, y que eso aliente a los inversionistas extranjeros a traer sus capitales e invertirlos con toda confianza.
Si así sucediera, de inmediato iniciaríamos la canonización de San Peje, brincando todos los pasos del derecho canónico y hasta las órdenes del mismo Papa Francisco.
Si no hay quiebre en las finanzas gubernamentales, el costal de los regalos de Andrés Manuel seguirá con marmaja, y la izquierda seguirá más firme y dura, que mi instrumento reproductor de cuando tenía veinte años.
Hasta mañana.