Punto y Coma Noticias

FAX DEL FAX

Por J. Humberto Cossío R.

Estoy a punto de completar cuatro meses de encierro casero por motivo de la pandemia que padecemos.

Los amigos me invitan a tomar café y rechazo sus amables convocatorias.

El Gobernador no para en sus giras, poniendo en marcha obras muy importantes e inaugurando otras que la ciudadanía requiere.

Los Mochis y Culiacán, altamente beneficiados con lo que Quirino Ordaz Coppel no deja de hacer a pesar del peligro del COVID 19.
Le deseo lo mejor y que Dios lo bendiga.

La muerte de Cuauhtémoc Celaya y Walterio Medina me reforzaron el criterio de no abandonar la seguridad(relativa) del hogar.

Amplié la fecha para salir en libertad a la calle hasta el mes de octubre.

Creo que no habrá la ceremonia del grito ante las multitudes en la ciudad capital. Y aunque se llevara a cabo, mi ausencia cimbrará las estructuras del tercer piso.

Si sabe contar el Gobernador, que no cuente conmigo.

El miedo al contagio es más fuerte que el grito de independencia.

Casi son 120 días de encierro hogareño.
El único pico que el Dr. López Gatell aplana, no puedo describirlo por respeto a mis lectores.

Más de 35 mil fallecimientos y según Andrés Manuel ya aplanamos las curvas de contagios y estadísticas de mexicanos muertos.

Cuando escucho su verborrea, refuerzo mi criterio de no salir a la calle y que el gobierno de Sinaloa ice la bandera blanca y declare fuera de peligro a nuestra entidad.

Entonces valoraré si vale la pena abandonar mi refugio y tirarme por las calles de Sinaloa que más frecuento.

Es la primera vez que soy testigo de una tragedia mexicana.

Valiente no lo soy.

No quiero terminar como tantos amigos que engrosan la lista del más allá.

No recuerdo cuando me reuní con la raza y tampoco donde.

Tengo presente que la última semana de marzo marcó mi reclusión domiciliaria y sin que un Juez halla dictaminado el encierro.

Se lava poco y nos cambiamos menos
Lavadora y secadora guardan largos silencios a los que no estoy acostumbrado en casa.

Mis alimentos han sido variados y he bajado de peso sin proponérmelo.

Frutas y legumbres no faltan.

Carnes rojas, pescado, puerco, res y pollo se consume bastante en casa.

La tortilla caliente no puede faltar.

Hay nuevos guisos en el menú.

Refrescos sin azúcar bastantes por semana.

Una que otra cerveza ultra light.

Y sin faltar la Tecate roja.

La falla que tengo no es cerebral, o quizá también la padezco sin darme cuenta.

La piel de un servidor se llena de ronchas y el dictamen es por estrés.

Son los nervios de mi tiempo, con ese nombre agringado.

Varias tazas de té de tila por día y no ceden los daños epidérmicos.

Me baño dos veces al día y camino muy ventilado del cuerpo en casa.

Casi cuatro meses enclaustrado.

Es mi tragedia personal.

Hasta mañana.