Por J. Humberto Cossío R.
Lo prometido es deuda.
No escribiremos de accidentes mortales y ni siquiera de caídas en banquetas que produzcan simples raspones.
Menos que vengan del rumbo de Puebla.
Que otros se quiebren la cabeza pensando en lo que ha sucedido y lo que sucederá en los siguientes años de gobierno.
No quiero saber de helicópteros.
De velorios tampoco.
Y de gansos, ni pensarlo.
Feliz navidad para Andrés Manuel y su gabinete.
Que nada le amargue las fiestas del mes de diciembre.
Les pregunto a ustedes mis lectores e incluyo a mis detractores ¿como les fue en la noche buena y que les trajo Santa Claus?
Me llegó un video de un santa tirado en una banqueta, con el gorro a un lado y la queja del que la envió, que por eso no le amaneció nada.
Ni a Santa respetan en estos tiempos.
En lo personal me fue muy bien.
La cena de navidad me toca prepararla y el pavo de ocho kilos estuvo para chuparse los dedos acompañado de puré de papa y verduras cocidas, y por supuesto, con el postre de mitades de durazno con la formula secreta.
Departimos durante la cena y unas horas de sobre mesa.
Me sorprendió que para nada necesité de la ingesta de bebidas con alcohol y solamente fueron refrescos de marca los que rifaron.
La botella de champagne se reserva para el 31 de diciembre y brindar por la llegada del nuevo año.
No hablo de sidra espumosa.
Es botella de viuda de clicot o como se llame mi champagne.
Trataré de escuchar música romántica y una que otra de lo que pongan los de enfrente, que tienen los gustos juveniles muy propios de la edad que tienen.
Quiero olvidar por completo, lo que la gente le gritó en Puebla a la Secretario de Gobernación y que se escuchó clarito, asesinos.
Borraré el bochorno que le provocó a la señora y que me persigue día y noche.
Durante la cena del 31, mis charlas estarán cargadas de positivismo y carentes de amarguras.
Brindaré por el nuevo año y haré votos para que tengamos un País boyante y sin sospechas malvadas.
Cruzaré los dedos para que nada manche la trayectoria de mi nuevo gobierno.
Solo haré algunas recomendaciones, y la más importante, que ninguno de mis amigos tenga la ocurrencia de subirse a un helicóptero.
La misma sugerencia le mando a nuestro Gobernador, para que deje de lado los viajes en esos aparatos tan frágiles y peligrosos.
Cualquier deseo mal intencionado los tumba.
Hasta mañana.