Punto y Coma Noticias

FAX DEL FAX

Por J. Humberto Cossío R.

La palomilla vacila por el celular.

Nos hablan o envían mensajes y todos llenos de picardía.

Por ejemplo:

Tenemos dos o tres de nuestros compañeros de café que fueron atacados por el Covid 19, y no falta alguno de los vagos que cite a desayuno en la casa del infectado.

Y aclaran, “guardando la sana distancia”, por supuesto.

Los madrazos no se tardan en contra del que convoca acompañado de las carcajadas del grupo.

Tengo cuidándome desde la segunda quincena de marzo y mi encierro ya superó a los seis meses.

Extraño el café y las sabrosas platicas, pero he aprendido a valorar el pellejo que cubre a mis setenta y cinco años.

No sé cuándo volverá mi normalidad.
Pero le pido disculpas a mis amigos que tuvieron COVID 19. Les advierto que tampoco tengo fecha para enfrentarlos de nuevo en una mesa de restaurante o cantina.

No quiero llevar el virus, ni traerlo a casa por irresponsable.

Hay quienes ponen en riesgo a los amigos y se presentan a convivir con ellos y no les advierten que acaban de salir de la mortal pandemia.

Me quedé asombrado, de ver en las redes, una fotografía reciente de Don Juan S. Millán en compañía de un Optometrista de Guasave recién salido de la maldita pandemia, que sin avisarles de su reciente padecimiento, los puso en riesgo de contagio.

El otro acompañante es el Dr. David Uriarte Gastelum, famoso sexólogo de la televisión y asiduos asistente al famoso Mar&Sea.

No soy especialista en medicina epidemiológica, ni en ninguna otra rama, pero les juro que no me le acerco a nadie que haya padecido el maldito CORONAVIRUS.

Y si me contagio, jamás pondré en riesgo a mis amigos ocultándolo.

Aunque me saliera después negativo, no tengo idea si sería portador del malvado virus que lleva a la tumba a tantos mexicanos.

Lo decente es no acercarse a las gentes, hasta que no exista una vacuna que nos proteja y nos haga sentirnos seguros de nuestra convivencia.

Soy un “bocatio de cardinali” para el CORONAVIRUS.

Por eso mi encierro forzado.

En gran riesgo Don Juan S. Millán y el Dr. Uriarte con su agregado de Guasave.

No les advirtió Rogelio Quiñonez de su reciente padecimiento que lo tuvo al borde del sepulcro.

Quiso comer con ellos sin importarle que fueran contagiados.

Eso se llama no tener madre.
Y presumió con la foto y me la mandaron de Guasave.

Por su causa, ya deben de haberse hecho de nuevo las pruebas del COVID sus compañeros de mesa.

La raza de Guasave ya conoce al imprudente optometrista.

Por eso la mandaron y con carcajadas adjuntas.

Nos podemos quedar en Sinaloa sin sexólogo por su causa.

Dios nos libre de quedarnos sin Don Juan.
Prohibida la entrada al Optometrista en el Mar&Sea.

Eso haría yo.

Pero no soy nadie para dar esa orden.
Hasta mañana.