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FAX DEL FAX

Por J. Humberto Cossío R.

Las quijadas de la vida son poderosos artefactos de acero que hacen pedazos las estructuras de los vehículos con personas atrapadas dentro.

Gracias a esas quijadas, miles de personas en nuestro país, o quizá millones en el mundo siguen disfrutando de una vida que pusieron en riesgo.

En política también existen las quijadas de la vida.

El brutal choque que tuvieron los partidos políticos en el 2018, donde sus estructuras quedaron del tamaño de un chicharrón y sus dirigentes atrapados dentro de esa masa casi irreconocible, jamás pensamos que podrían recuperarse o ser extraídos de esa masa casi sin forma y peligrosamente mortal.

Las quijadas de la vida políticas se diseñaron secretamente y salieron a la luz en las elecciones de Coahuila e Hidalgo.
Rompieron la masa informe que la cuarta transformación les había causado. Volvieron a la vida más fuertes que nunca y haciendo pedazos al monstruo que los impactó y los puso al borde de la muerte.
Es cosa que también parece de ficción.
Dos años atrapados entre los fierros de la desgracia electoral y emergieron del más allá para darles una lección de honor a sus depredadores.

Increíble, pero cierto.

Todavía soy uno de los más escépticos. No lanzo cuetes al aire para festejar el resurgimiento de las voces disidentes al engendro que Andrés Manuel diseñó para aplastar la resistencia ciudadana.

Pero no puedo negar lo sucedido a MORENA y su dueño Andrés Manuel, en esos dos Estados donde el PRI arrasó sin piedad al presidente de México.

Fue un tsunami a la inversa, les devolvieron la sopa a las huestes del moderno Atila mexicano y lo hicieron morder el polvo en sus consideraciones dictatoriales. Fue un tremendo revés a sus pretensiones de autoritarismo.

Creo que los gobernadores que salieron de la CONAGO son de alguna manera responsables de las quijadas políticas de vida.

Se le plantaron de frente al presidente. No aceptaron los mandatos que desde la cúspide les quisieron imponer y esto causó esa rebeldía que se reflejó en Coahuila e Hidalgo.

La preocupación del gobierno de la cuarta transformación es grande. Las campanas de alarma las escuchan de día y noche y no encuentran la manera de neutralizarlas para que no les taladren los oídos.

Se está terminando el 2020 y las elecciones intermedias ya están encima.

Los partidos políticos muestran una inusitada alegría y las rebeliones se gestan entre sus partidarios y contrarios al presidente mexicano.

No olvido que Mario Zamora Gastelum me ha repetido una y otra vez, que son tantos los abusos y los errores del presidente de México y sus aliados, que la ciudadanía les cobrará facturas muy dolorosas.

Esos señalamientos fueron hechos antes de las elecciones de Coahuila e Hidalgo.

Esas eran las quijadas de vida que me anticipaba el Senador por Sinaloa.
Parece que a nuestras tierras también llegaron quijadas de la vida.

Es cosa que se apliquen para rescatar de los retorcidos hierros a sus dirigencias y emulen a los Estados que dieron el grito de guerra.

El presidente de México lo sabe y no encuentra lugar para sentarse sin sentir dolor en sus posaderas.

Los gobernadores disidentes han logrado penetrar en el animo de la ciudadanía con su estoica resistencia al gobierno federal.
Chihuahua se alzó en insurgencia y la llama de la libertad sigue aumentando.
Las quijadas políticas de la vida, existen sin duda alguna.

El 2021 se encuentra al alcance de nuestra vista.

Veremos de que estamos hechos los sinaloenses.

Hasta mañana.