Por J. Humberto Cossío R.
La virgen de Guadalupe es un parteaguas de las fiestas decembrinas.
Tradicionalmente las posadas navideñas comenzaban al día siguiente de la adoración a la reina de México y de los mexicanos.
Pero los tiempos cambian y las posadas se han adelantado a gusto de los que organizan los festejos y las causas son muy variadas.
Pudiera ser, que parte del grupo al que pertenecemos viaja días antes, o bien su actividad es muy intensa a partir del día ocho o diez de diciembre que es cuando la lana de los aguinaldos comienza a fluir en el comercio y no tienen tiempo de convivencias.
Sea por una cosa u otra, las fiestas se acomodaron antes de la celebración de la guadalupana.
El viernes catorce, el gobierno del Estado festeja a los comunicadores de Culiacán con un desayuno y en la rifa se encuentran bastantes regalos de calidad y precio.
La Asociación de periodistas que lidera Juan Manuel Partida nos anuncia a los agremiados la posada el próximo domingo y todos salen con su regalo en la mano.
Muchos funcionarios y políticos reconocidos nos envían presentes que puntualmente son objeto del gran sorteo.
Dejando de lado los regalos, encontramos siempre una camaradería entre la raza que no se da durante los meses anteriores a diciembre.
Disfruto plenamente observando las mesas que se llenan esa noche del festejo de la asociación y disfruto cada grito que se da cuando se anuncia el número de premio que se obtuvo.
La familia Ojeda es un cincho para los buenos regalos.
Su suerte es reconocida y sin trucos.
Javier Cabrera es otro de los que se llevan lo mejor del sorteo.
Tiene suerte nuestro amigo.
Juan Manuel Partida no participa en el sorteo, para dejar su suerte en las manos de otros compañeros.
En la raza de prensa hay excelentes bailarines y Montero es de los más destacados con sus pazos que no pasan desapercibidos entre la asistencia.
Se sirve un buen banquete y antes nos ponemos pandos de cacahuates y mandarinas.
Buena música para escuchar y de baile.
Pero el momento cumbre es el sorteo.
En punto de las doce de la noche inicia, y no para hasta agotar existencias.
Insisto que hay algo muy distinto en el mes de diciembre.
Flota en el ambiente un espíritu alegre y bondadoso.
Me gusta diciembre y lo que nos trae de bueno.
Me gustaría que vivieran mis padres para que supieran que sus esfuerzos no fueron en vano y que formaron un hijo respetado y que jamás los olvida.
Nos quedan doce días para la noche buena. En nuestra mesa habrá una cena a base de un pavo de buen peso y excelente calidad.
Refrescos y vinos habrá suficientes.
Me apasiona compartir mi felicidad con los que me rodean y mis amigos más cercanos.
Hay que cuidarnos para llegar al veinticuatro.
Hasta mañana.